miércoles, 23 de noviembre de 2011

Tao Te Ching, Capítulo I

El Tao del que puede hablarse
no es el Tao eterno.
El nombre que puede nombrarse
no es el Nombre eterno.

Lo eternamente real es innombrable.
El nombre es el origen
de todas las cosas particulares.

Libre de deseo, comprendes el misterio.
Atrapado en el deseo, sólo ves sus manifestaciones.

Y, sin embargo, misterio y manifestaciones
brotan todos de la misma fuente.
A esta fuente se le llama oscuridad.

Oscuridad de oscuridades;
he aquí la puerta de toda comprensión.

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